viernes, 26 de febrero de 2016

#10: Tiempo perdido

Avanza una manecilla del reloj
y muere un centenar de personas
como también nacen de a montón.
Un gato se asoma por mi ventana
y algún otro debe dormir en su cama.
La humareda del cigarrillo
sube bastante calmada,
mientras alguien ya enciende el quinto.
Se mueven las ramas de los árboles,
suenan las bocinas de los autos,
alguna pareja por allí besándose,
otros viviendo en su mundo mudo.
La tinta adhiriéndose a la hoja,
manchándola de a poco;
con la luz brillando sola
entre cada partícula de polvo.
Ya escucho mi palpitar
de lo tranquilo 
que está el lugar
donde me asilo.
Me distraje mucho mirando,
ya la manecilla dio una vuelta
y yo perdido en su último paso.
A veces me olvido que no espera.



#9: Sin colores

El cielo está gris,
no hay color ni en mi iris.
Veo nada en cada mirada,
la vida quedó extraviada
o la mía, al menos, exiliada.

¿Dónde estás cuando hace falta?
ni orar alcanza,
aunque me muera
dudo que te vea
la soledad es lo que me queda.

Mi vida se perdió en la arena
de un desierto de miseria.
Estoy pasado de fecha
en esta renta,
sólo puedo pagar con pena.

Si te conmoví al menos un poco,
ayuda a este pobre loco.
Estoy en mis últimas
y mas complicadas
horas. Me faltan esperanzas.

martes, 23 de febrero de 2016

#8: Te extraño

Te extraño,
no es extraño.
Tomarte de la mano,
tu sombra a cada paso,
las sonrisas luego de besarnos,
esos eternos minutos de sólo mirarnos.
No alcanzaría el día a explicar cuánto te extraño,
admito que es mucho y ya me está pesando demasiado.
Sigo pensando en aquella primera vez que nos cruzamos,
el recuerdo es borroso y lo distorsiono a fin de hacerlo muy largo.
Es triste porque vivimos tan cerca pero hace tanto que me siento apartado,
ni siquiera cruzando a tu lado siento la cercanía que antes me tenía tan enamorado.
La cama por las noches se siente helada, no es lo mismo dormir solo que acompañado.
Me gustaría volver a cuando todo era perfecto y no había un solo día malo ni odio rondando.

Dijiste que con el tiempo todo se pasaría y mejoraría, pero yo, la verdad, no lo estoy notando.

En mi cabeza no hay más que tu recuerdo, se quedó grabado; como si lo hubieran tallado.
Ahora desperdicio la vida rememorando en vez de avanzando, con los ojos cerrados,
atesorando cada minúscula escena del pasado, como si acaso valiese tanto.
Tengo guardadas hasta las cartas que alguna vez me habías dado;
de vez en cuando las reabro, me transportan a tu lado.
Quizá debería madurar y aceptar que se acabó,
que ya nada va a volver, el tiempo pasó.
Pero no puedo, sigo ilusionado,
de que puedo ser salvado,
y caer en tus brazos
a sentirme amado.
No es extraño,
te extraño.

domingo, 14 de febrero de 2016

#7: Se pasó el turno

¿Qué será de mi recuerdo?
¿Habrá muerto en tu lecho
o aún seguirá en tus pensamientos?
De seguir vivo, espero no sea un remordimiento.

A veces nunca es tarde para el perdón,

la vida se hace del error
mientras uno quiera remediarlo,
o quizá no, no hay solución.

No importa si huyo o no,

siempre vuelvo al mismo punto,
donde estábamos juntos,
la felicidad en su momento justo.
Se me pasó el turno y es de lo más injusto
porque ya eres de otro, pero sigo siendo tuyo.

Ojalá me dibujarás otra sonrisa,

como cada día lo hacías.
Ahora sólo queda la lluvia
con sus frías caricias.

Cuando todo se acaba

no hay mejor consuelo que la ignorancia.
Pretender que ya no pasa nada
y tras semejante hecatombe, llegó la calma.

jueves, 11 de febrero de 2016

#6: Cual perro

Hoy me siento cual perro
que no tiene ni encuentra dueño,
pero tampoco es muy fiero
para hacer de la soledad algo llevadero.
En las calles no hallo consuelo,
pisada tras pisada al suelo,
de a poco me voy perdiendo.

Un día quizá el hambre mate,

o la falta de amor ataque.
No confío ni en mis pares,
hasta ellos atraen el desastre;
las calles están llenas de males,
como si los vendieran de bazares.

La realidad es que no tengo patas,

ni cola, ni hocico, mucho menos alas
para intentar volar o que me puedan alejar.
Cada día siento más las garras
de todos los que me buscan dañar,
ya ni siendo perro me podría salvar.

lunes, 8 de febrero de 2016

#5: Una pausa

Hoy les traigo una pequeñez,
algo insignificante de leer.
Un breve capítulo
del diario de un loco en luto.

Estoy escribiendo esto en la cama,

pensando, literalmente, en nada.
Divagando en mis vacíos
y mis vicios.

Atrapado en mis obligaciones,

los trabajos, los estudios y las pasiones.
Frustrado de hacer algo extraordinario,
porque ni mis padres creen que pueda lograrlo.

Perseguido por malas memorias

de personas que se borraron de mi historia
y capítulos que temo escribir
por mala experiencia tras otros que ya viví.

Pero miro al cielo

y noto que no hay recelo.
Me acosan tantas cosas
que, al pensarlas, se vuelven borrosas.

Quizá hay que olvidar todo un rato,

vivir sin creer en pecados.
Dormir ignorando el tiempo,
disfrutar el momento.

jueves, 4 de febrero de 2016

#4: Despertando

Hace mucho no escribía tanto,
a lo mejor me había resignado,
pero de verdad que lo extraño.
Ya no soy tan raudo
pero todavía recuerdo algo.

Caí en la decadencia de temas,

se me frustraron las ideas
y llegué a sólo escribir de ella.
En los sueños aún se me presenta.

Más allá de que mi mente

es un lugar extenso, cual planicie.
Lleno de pensamientos de toda clase.

Hace pocos meses me recompuse

y volví a lo que me hizo ser.

Narrar locuras de todo tipo.


Se me pasan los años,

a medida que avanzo este tramo.

Pude entender que nada es tan idílico

y lo único verdaderamente lícito
es cumplirme este capricho.

Porque siempre fui lujoso de palabras

y más a la hora de usarlas.
Aunque no pudieron hacer que se quedara,
lo cual me hizo distanciarlas.

Ese absurdo odio fue olvidado,

y su recuerdo lo colgué, como buen cuadro,
para no olvidar el pasado
que hoy me ha hecho un poco más sabio;
sigo mal, pero admito que ya me he curado.