martes, 28 de junio de 2016

#32: Vuelta de mano

Cómo hablar de besos
si no hablo de los tuyos,
los más intensos,
los más imperfectos
pero siempre con lo suyo;
esos toques que nadie pudo
ni podría copiar por más intentos
que trate, sólo tú te sabes el secreto.

Vivo tocando el cielo con las manos
por más que no lo esté tocando
porque tengo la mente volando
y con eso basta para alcanzarlo
por más firme que esté pisando.
Con sólo rozar tus labios
tengo la cabeza orbitando
de Ceres a Saturno y de allí a Urano.

Es un misterio para mí,
no sabría explicarlo.
Quizá volviendo a besarlos
se me ocurriría algo.

Qué vuelta de mano, ¿no?
pasan los años 
y sigo siendo el mismo que cuando nos presentamos.

miércoles, 22 de junio de 2016

#31: Los labios pintados

Cómo sería poder dibujar tus labios
sin lápiz, ni tinta, ni nada más que mis dedos
diagramando de a poco cada pequeño rasgo
sin parar hasta hacerlos perfectos.

Me gustaría remarcarlos de encima
tantas veces que ya ni puedas sentirlos,
mucho menos de tanto que los besaría;
hasta que los dejara extintos.

También me encanta ver cómo los pintas,
aunque sin tanto color me siguen volviendo loco,
es todo un arte, y tú una artista,
aunque me los haya visto todos.

Creo yo, sería mágico sentirlos,
poder tenerlos tan cerca
de los míos
y que se pierdan.

Como antes solían hacerlo
todo el tiempo sin parar,
todo era dibujos y besos
hasta que no pude pintarlos más.

viernes, 17 de junio de 2016

#30: El idioma de las almas rotas

Creo que la lengua qué más cuesta hablar
es la de quienes no piensan igual; las almas que viven en otra galaxia con su propio sistema solar plagado de problemas que sólo ellos y nadie más entendería jamás. Mí pequeña y distante nebulosa me gusta creer que pertenece a las almas que viven rotas, no por voluntad, sino por consentir demasiado a los demás. Al menos en mi caso, así se hubo de dar, y todavía hoy analizo qué hice mal si me dedicaba a nunca faltar. Uno de tantos que conmigo estudiaba esta asignatura tan abrumadora y pesada siempre me recordaba: "por más que riegues cada mañana hasta la última de las plantas alguna morirá, no importa qué hagas. No siempre se conserva todo lo que se ama". Es difícil escuchar alguna tonada o alguna voz cantando lo que me pasa. Siento que por más que viaje hasta la nada, no existe quien hable mi idioma, ni tampoco alguna persona con el alma lo suficientemente rota como para entender mis plegarias. Aunque entre tanto viajar noté detalles que aplicaban cual ley universal,
jamás habían de fallar. Al igual que los globos, cada alma se eleva según qué es lo que dentro lleva y por cuanto tiempo lo mantenga. El problema es que no sé qué es lo que me rellena. Asumo que la realidad es que algunas almas jamás de los jamases, por más que estudien otra lengua, podrán entender lo que es vivir destrozada. O quién sabrá, a lo mejor no soy un alma rota y todavía no conozco ninguna otra.

viernes, 10 de junio de 2016

#29: Calles del desastre

Pasé tanto en este baile 
que ya me olvidé 
cómo es que se sale.
Me pregunto si quedará alguien
que me extrañe
el día que me marche,
aunque le falle
o haga las cosas bien.
De verdad es difícil lidiar este desastre,
más a sabiendas de que
cuando me canse
no habrá quien me abrace
hasta recuperarme
y quiera volver a lanzarme
al mundo, que no se cansa de golpearme
cada vez que decido aventurarme
a encontrar lo que es mío, en cada viaje.
Sólo pido que el mundo calle un instante 
para dejarme 
olvidar todos los males y pesares,
para no escuchar a nadie
y ser el dueño de mis calles.
Últimamente no dejo de preguntarme
si alguna vez hubo cable
donde equilibrar sobre el aire
o siempre estuve cayendo sin enterarme.
Por más que intente hacer las pases
no siempre consigo la chance
de que todo salga según los planes
y termina todo por el desagüe,
como si fuese la peor nota de la clase
por más que estudiase.
Podría seguir sin cansarme,
enumerar mil situaciones a detalle
de cómo se incendió el último sauce 
y el río salió de su cauce.
Pero mis fracasos son como la hache,
por más que quieras pronunciarles
lo único que se escucha es silencio, pase lo que pase;
sé que son incontables
y de allí aprendo millares
de lecciones que ni mis padres
sabían explicarme.

miércoles, 8 de junio de 2016

#28: 2:15 a.m

A veces quisiera no vivir más
y ser sólo recuerdos y palabras
que viajan de boca en boca
hasta que dejen de importar
y al fin descansara mi memoria en paz.

A veces quisiera no vivir más
para sentirme eterno, pero también fugaz.
Saber que estuve ahí
y que fue el tiempo justo para mí
porque el final yo lo decidí.

Es una pena, con toda sinceridad,
habiendo tantos que mueren a temprana edad
y con tantos sueños sin cumplir.
Yo quejándome de tener demasiado tiempo por vivir
y sin motivación para disfrutar el que sigue aquí.

A veces quisiera no vivir más,
borrar de mi mente todas las caras
que alguna vez llegué a conocer
para poder pensar sólo en mí esta vez;
no ser lo que todos necesitan que yo les dé.

A veces quisiera no vivir más
para saber quiénes gastarían sus lágrimas
cada vez que mi nombre suene
o mi foto les llegue a la mente.
Tal vez me sorprendiese.

A veces de verdad quisiera
y no es por exagerar.
Pero estoy vivo y es lo que toca,
vivir los días aunque la intención sea otra
y el alma esté rota.

lunes, 6 de junio de 2016

#27: Víctima de la confianza

Fui víctima de la confianza,
por creer sin preguntar
y respetar cada palabra
a sabiendas de que podían no ser verdad;
para mí lo eran sin importar nada.

La dejé vendarme los ojos
y hacer lo que quisiera,
tenía fe en cualquier decisión.
Aunque no fue la mejor idea
porque un día me traicionó.

Después de tanto sin mirar
ahora no sé qué estoy viendo.
Cuando me dejé cegar
la realidad era otro cuento,
uno diferente al que hay que afrontar.

No hay policía en este caso,
tampoco tribunales.
No fue un homicidio involuntario,
me apuñalaron sin dar señales,
y todo porque la confianza me traicionó.