sábado, 23 de julio de 2016

#34: Un arcoíris en la noche

Se desdibujó esa curva perfecta,
de medidas bien selectas
y siempre idéntica,
por más añeja que se vuelva.
Joder, qué tristeza,
daba gusto verla.

Era como un arcoíris en la noche,
algo que sólo la imaginación conoce,
porque para que algo así roce
mi corazón y mis emociones
con tal perforante toque,
no ha de ser de este mundo entonces.

En mis más vagas ideas planeé
muchísimas veces
tantas artimañas para hacer
que nadie, ni yo, la volviera a ver,
porque implosioné al saber
que no volvería a brillar cuando despertase.

Me pregunto si será muy estúpido
querer un arcoíris cuando todo haya oscurecido
y él sea el único brillo;
seguro las estrellas no se verían en lo más mínimo.
Lo imagino bastante lindo,
algo que valdría la pena haber vivido.

De todas formas, sería difícil,
la lluvia está de superávit 
y no quiere dimitir.
¿Qué habrá pasado allí?
Es un sempiterno sirimiri,
un sinfín.

Aunque llores y estés que te ahogues, 
nunca falta brillo en la noche,
hasta con lágrimas la llenas de colores,
y sé que cuando el diluvio afloje
va a volver ese arcoíris a retomar su pose.
Después de todo, no es buena noche sin ese broche.



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