se cortó el hilo
y terminó el equilibrismo;
ahora estoy perdido
y sin saber en dónde habré caído.
Ya no puedo encontrarme ni en mis seres queridos,
quizá todos me sonríen
pero estoy tan distante,
como si no pudiesen salvarme
como sí lo hacían antes
con algo tan sencillo como lo es mirarme.
Me volví invisible
aunque todos pudieran notarme,
yo me había esfumado;
estaba distante de todos
aunque estuviera ahí parado y hablando.
Qué complicado es a veces el destino,
ayer estaba en la en mi cénit alegre,
con verdadero júbilo de estar vivo
y ahora me ruego a mí mismo
por animarme un poco,
porque los días son eternos,
casi que no los soporto.
Pero ya pasará.
Siempre que hay malas
llegan las buenas... ¿verdad?
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